26/02/2018 by Alonso Holguin F.J.

“Volver a casa”, Alonso Holguín F.J.

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Bodega Cooperativa Cigales “Torondos”: “Entre piedras y lagares” y presentación de “Coser y cantar”

Volver a casa

Quiero dar las gracias a la directiva y socios de la Bodega Cooperativa Torondos de Cigales por brindarme la oportunidad de estar en este acto presentando mi tercera novela “Coser y cantar”, a los responsables de la Ruta del Vino y a Turismo Cigales por sus desvelos y apoyo a todos los proyectos de esta bendita tierra. Supone para mí… volver a casa.

Sería un placer compartir con vosotros todos los sentimientos que afloran a la mente de todos nosotros. Sí, todos los que tenemos las raíces aquí y vivimos allí, un poco más lejos del primer punto desde donde se ve la Catedral del Vino, como centro del corazón de nuestro hermoso pueblo. He residido por motivos laborales, familiares y personales, durante periodos alternos, en las comunidades de Andalucía, La Rioja, Melilla, Canarias, Aragón, Vascongadas, Valencia y, ahora que está bastante de moda, en Cataluña. Sin embargo, como en casa, en ningún sitio.

En aquellos lugares hacen vino. Unos tienen más o menos acierto, mejores o peores condiciones, mayor o menor inversión en publicidad, incluso confunden la cantidad con la calidad. En cuanto al vino soy de la opinión que, el mejor vino del mundo ha de conjugar sabor y sentimientos. El vino de esta casa sabe muy diferente al resto.

Desde el comienzo de mi andadura profesional en 1990 vuelvo con la frecuencia que mis circunstancias me dejan. Uno de mis primeros cuadros en la pared de mi domicilio fue la hoja del Servicio de Cartografía del Ejército donde aparece Cigales. Siempre llevo dos o tres cosas en el maletero del coche: ropa, comida y alguna caja de vino. Unas veces más, otras menos. Del mismo modo, en aquellos viajes tan largos o tan cortos a diario, recuerdo como la lectura de un libro reducía el tedio del paso de las horas.

Las aventuras más maravillosas son escritas por unos y leídas por otros. El lector se imagina los personajes, escenas, múltiples sucesos que rodean la trama y, en algunos casos, el bonito desenlace de cada historia. El avance de la tecnología permite a muchos realizar sus obras maestras en menos de 300 caracteres y una imagen. ¿Tan poca imaginación tenemos ahora?

“Coser y cantar” son 15 historias dentro de una misma trama. Dicen los entendidos que, una novela ha de tener: un argumento, sexo, violencia y un desenlace. El tamaño de esas cuatro premisas varía en gusto del lector y del autor, cómo no, prevaleciendo siempre el primero. Un amigo de Madrid, muy aficionado a la controversia, diría:

-No sé de qué estáis hablando, pero estoy en desacuerdo fijo. La variedad de opiniones es necesaria para encontrar la mejor opción.

Pues bien, en base a eso en esta ocasión, gracias a un compañero que conoce a los posibles equivalentes de personajes y realidad -si fueran hechos que sí ocurrieron y dejo en manos de los lectores su veracidad o no-, hemos añadido unas ilustraciones magistrales. Las catorce historias son una comparación entre los pecados y las virtudes capitales… la decimoquinta, algunos ya habéis leído el enigma.

Los seres humanos tenemos una tendencia ciertamente natural a ceder ante estímulos físicos. Comida y bebida, placeres o vicios, siempre y cuando sean a costa de un tercero o más suelen ser bien vistos, cuando no jaleados o premiados. Esas desventuras están recogidas aquí; algunas de esas aventuras se oyen por ahí. No, no podemos negar la existencia de estos hechos narrados e imaginados. Bastaría con ver las noticias a diario. Hagamos memoria: hay una cadena de televisión que, hacia la media hora del inicio de espacio informativo, nos relata entre 4 y 6 calamidades ocurridas en nuestro hermoso país llamado España. Os pondré un ejemplo: un par de tipos dirigían un espacio donde se representaban obras de teatro, conciertos y exposiciones. Comenzaron a hacer ñapas para mantener el edificio y, con las comisiones, han llevado una vida muy por encima de las posibilidades de su vida corriente. Uno de ellos celebró allí la boda de su hija, a cargo del complejo y, este arte, hay pocas partes del planeta donde se tengan: cobró a su consuegro la mitad del coste del enlace. Es decir, el bodorrio logró superávit.

Las películas y series se basan en guiones; éstos provienen de relatos, más o menos largos, adaptados a una determinada duración y contando con un presupuesto para ver la luz. En España, la mayoría de las producciones audiovisuales dependen de las subvenciones públicas. El éxito de ellas se otorga por el público. Muchas de ellas, a penas llegan a recaudar el montante de la inversión. ¿Por qué? Igual por la calidad; quizá por la temática; puede que el público tengamos un criterio diferente a los creadores. También será que no somos lo suficientemente entendidos para apreciar la gran factoría de cine que hay en nuestro hermoso país llamado España.

Algo que he conocido, desde hace cinco años, más o menos, es el proceso de publicación de un libro, de una idea, de una ilusión por escrito. Este mundillo depende de los lectores. Ellos, vosotros queridos amigos, nos brindáis la oportunidad de haceros pasar un buen rato leyendo nuestras historias. Hay algunas inventadas, otras noveladas y el resto mezcla de las dos anteriores. Las subvenciones quedan fuera de esta creación literaria. Los grandes escritores venden todo y más. Los pequeños y humildes intentamos nos lean los más cercanos y tratamos de no perder en la inversión: lo nuestro no es un bodorrio como el referido anteriormente.

Os propongo una nueva aventura: leer un libro. Da igual el tamaño, la temática y sobre todo el autor. Disfrutar de un rato cada día, leer un par de diez páginas seguidas, supondría una buena dote de respiro a todas y cada una de las calamidades que azotan a diario los medios de comunicación. Junto a ese libro -que espero sea el mío- os animo a tomar un vaso de vino de Cigales. Saborear un producto de la tierra te traerá a los orígenes.

¿Dije que era un placer estar aquí? Estaba equivocado: es un honor. Mi abuelo Lorenzo formó parte de los inicios de este proyecto. Mis tíos abuelos Pío, Mariano y Brígido también. Mi padre, sus hermanos, primos y resto de la familia han estado ligados como cooperativistas a esta bodega. Recuerdo cómo desde joven venía aquí a comprar vino con garrafones y luego embotellado. Aún hoy me acuerdo del señor Eugenio, aunque siempre creí que su nombre era Taburo. Buena gente, con una sonrisa perenne y un trato amable a todos los chiguitos.

Volver a Cigales, venir a la Bodega Cooperativa es como… volver a casa. Muchas gracias por vuestra atención y cariño.