10/03/2015 by Klasus
“Unos y ceros… en España”, de Alonso Holguín F.J.
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“Unos y ceros… en España”, de Alonso Holguín F.J.
La informática es una solución de combinaciones entre los números unos y ceros, si bien se usan los términos puramente matemáticos: 1 y 0. Este relato está dedicado a la mezcla que se hace en España, mi querida España, de esas dos cifras. ¡A por ello!
El origen de la civilización actual española tiene reminiscencias románicas, de la Roma aquella que organizó casi toda Europa, parte de África y resto de aquello que se llamaba el mundo conocido. Desde el idioma que estás leyendo, a otros que se usan en territorios allende de nuestras fronteras, pese al odio que tienen algunos autóctonos de España a esta palabra y al resto de ciudadanos, con los que comparten el mismo documento legal para entrar en un país fuera de Europa: pasaporte.
Los romanos fueron los autores – creadores del número 1, ¡toma allá! También tienen la gracia de los enormes chistes sobre divisiones imposibles:
- -¿La mitad de 11?
- -6.
Si escribes 11 en números romanos -XI-, si trazas una línea en mitad esa cifra quedará en dos mitades VI. Por poner un ejemplo. Todo risas, sí, pero también algún capón de aquel entrañable FrayAntonio –FrayAn– en el internado de los franciscanos, porque el que entendía de latín era otro hermano, ya que en Lantadilla (Palencia), de dónde era el rubejo fray casi calvo, bromas con el idioma y las matemáticas, se conjugaba poco.
Hace poco oí a don Federico Jiménez Losantos que el número 0 -cero- es un invento del personal que vive en la India. El gentilicio es hindúes, creo que para no confundir con la cantidad de indios sin nacimiento allí, pero que viven, actúan e interaccionan con el resto de la humanidad como… pues eso, como si fueran del otro lado.
La educación recibida en el colegio e instituto fue hacia las letras puras. Huí de los números todo lo que pude, hasta que ellos me alcanzaron para iniciarme en esto de la informática. Gracias a Dios, a Bill Gates y similares, podemos escribir, hacer páginas web, manipular fotografías, incluso trastear un ordenador sin necesidad de programar con unos y ceros. ¡Qué grandes fueron los hindúes y los romanos!
El año de Nuestro Señor Jesucristo de dos mil y a quince nos hallamos en España, Europa y parte del mundo… al que autodenominamos ¿civilizado? Verás cómo esa secuencia de números ha invadido nuestro país, de hace dos unos cierto año a ahora… y a mañana.
Nuestro amado país, al que llamamos España desde hace algunos siglos, se encuentra en una encrucijada de cifras informáticas terrible. Recuerdo con mucho agrado al dúo Gomaespuma -don Juan Luis Cano y don Guillermo Fresser-, más aún cuando decían aquello de:
- -Son las cuatro y diez, total catorce.
Y tenían toda la razón. La fórmula matemática más mentirosa que he visto es 11 = 0. Repito, soy de letras, traduciré: once igual a cero. Puedo decir esto muy ALTO porque estoy en España, estado democrático y, bastante importante, porque FrayAn está lejos… creo. Continuemos con el pedazo razonamiento.
Hace unos años estaba yo tranquilamente intentando echar una cabezada o coscorrón cuando iba a trabajar, prestar Servicio en concreto, entre mi domicilio y las dependencias donde tenía silla. Alguien, por razones desconocidas, decidió que ese día, poco antes de unos comicios electorales en España, nuestra amada y querida España, algunos de nosotros teníamos que morir. Y bien digo morir, porque para aquellos que estábamos allí finalizó una vida y comenzó un errar por la historia, existencia en este que es nuestro contínuo “valle de lágrimas” de los cristianos, católicos, apostólicos y romanos. Siento no saber la terminología aplicada para los hebreos, musulmanes, budistas,… por poner un número significativo de creencias.
Aquéllos atentados terroristas se saldaron con un total de 192 personas asesinadas, varios miles de heridos y un número indeterminado de personas que sufren a diario nuestras diatribas entre lo que ocurrió… o lo que dicen que pasó. El excepticismo afincó en mi interior desde mi formación profesional como Guardia Civil. La sospecha es algo fundamental en nuestra profesión, ya que de ella algunos libraron de ser asesinados por terroristas, por delincuentes o por el sentido instintivo de aferrarse a la vida.
De la investigación se pueden decir muchas cosas, aunque de los puntos oscuros que no se encontraron, o bien se ocultaron, se han escrito más de un tratado, libro, novela y relato más o menos largo, amén de cientos de páginas de diarios de papel, o páginas de internet.
El otro día tuve la enésima cornada en mis carnes. Hay lugares que, cuando conocen la condición de víctima del terrorismo, te miran de otra forma. Más aún, cuando se dan cuenta de que “eres del 11m”, suelen acompañar su mirada con la siguiente frase:
- -¿Eres de la versión oficial o de los conspiranoicos?
Hace tiempo, gracias al compañero, amigo y hermano don Diego Piñero, acoplé la siguiente frase para responder a determinadas preguntas incómodas o… pues eso. Es la siguiente:
- -Mire usted, soy de mi madre y padre, originario de Cigales y español de España a mucha honra… si tuviera la respuesta a esas vacilaciones sobre la versión oficial ¿cree que seguiría atormentado por el sentimiento de que un país se ha rendido a las huestes terroristas por un atentado al que, quien más quien menos, suele echar tierra… o proferir miradas insidiosas a los supervivientes?
Sí, querido lector, recibí educación franciscana, católica, apostólica y romana. Un gran ser humano de Lantadilla (Palencia) me enseñó varias cosas:
- -Una cosa es poner la otra mejilla y, otra diferente, es consentir ser culpabilizado de algo cuando se es víctima veces, veces y más veces, sin ser autor de ello. A Jesucristo sólo le crucificaron una vez…
De todos los enigmas de aquellos atentados, la única verdad indubitable son el número de asesinados, heridos, las familias y el resto de habitantes del estado, al que de un modo u otro, se nos recrimina pensar diferente…
Desde el año dos mil y a cuatro en España, nuestra querida y amada España, once es igual a cero.Al menos para un servidor de Dios, de España, de usted y de FrayAn.
¡A más ver!
