“Tiempo de disfrutar”, de Alonso Holguín F.J.

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“Tiempo de disfrutar”, de Alonso Holguín F.J.

Gracias a Dios hace unos años conocí a una enorme persona, con un gran corazón, que ha antepuesto muchos aspectos de su vida personal por este nuestro país llamado España, al que tanto queremos y al que muchos han dado más de aquello recibido. ¡Va por tí, hermano!

Empezaré por el final para que quede constancia del mayor de los deseos para este gran hombre: GRACIAS por ser como eres.

Ahora continuo, que de bien nacidos es ser agradecidos. Considero tu amistad como uno de los valores más altos que disfruto, tras la familia carnal, ya que eres parte de los míos y yo de ti. La carrera que has realizado en pos de la Seguridad de España ha sido muy larga. Han sido muchos días, muchas noches sin dormir, innumerables fines de semana y festivos, dedicados a que España y los habitantes del estado tengamos una apacible convivencia.

¿Quién son los más perjudicados del esfuerzo? La propia familia. Es difícil entender que, durante muchos años, sea habitual descansar un día diferente al fin de semana. Es complicado comprender la imposibilidad de pasar muchas noches de los feriados en Navidad con los seres más queridos… ¡Si siempre vuelve a casa hasta el muchacho de El Almendro! Si bien, durante los Servicios de esos días, cuando se puede, se disfruta de un sabroso bocata con el compañero de curro… aunque el mantel fuera una servilleta sobre las rodillas de un vehículo oficial. ¡Y qué rico!

Tus labores al Servicio de España han sido muy numerosos, de diferente intensidad y durante años en primerísima línea de Defensa. Fuiste allende las fronteras porque el deber lo pedía. Incluso recuerdo una enfermedad que se complicó allí donde estabas. El dolor de estómago comenzó a ser un problema. Aquél lugar, donde dicen que hay más libertad del mundo civilizado, pero quien alaba tales datos no se mantiene allí al nivel del pueblo que dicen defender. El viaje fue a contrareloj, ya que la integridad física era dudosa si continuabas siendo atendido en ese lugar. Del “dichoso” problemilla de salud conservarás un recuerdo inolvidable el resto de tu vida. La familia y nosotros también.

Por fin, tras unos años, pudiste retornar a casa, a España. Se acabó que nos viéramos de seis a seis meses en el café de Chamartín o en Barajas. Volvía la posibilidad de degustar un té, un par de vinos y unos fabulosos canapés de esos que hacen en los bares de Cigales.

El momento de la jubilación puede ser traumático. Hemos de cambiar las costumbres, adaptarnos a un ritmo de vida menos… vertiginoso. La jornada es dedicada a tu propia familia ¡por fin! Es aventurado aconsejarte sobre qué hacer en esta etapa de nuestra existencia. Seguro que más de uno tiene la razón y dos docenas de cuestiones que debes de hacer. Creo que estarán errados todos, incluido un servidor tuyo.

Ahora, cada día, podrás desayunar, comer, cenar y hablar en directo con Rosamari. Se han acabado los viajes diferentes al placer de compartir con ella y Javier. Puedes disfrutar de placeres comunes que tenemos, por ejemplo: cocinar, reflejar en imágenes todo aquello que te rodea, incluso aquello que veas; leer libros y no documentación con la finalidad de elaborar informes; brujulear por internet, que es apasionante… incluso podremos vernos más a menudo, que para mí es un honor, más si cabe que un placer. Además, si la naturaleza sigue su curso, dentro de poco necesitarás un poco de tiempo para clasificar fotografías de alguna criatura humana recién nacida. No es cuestión de ser más o menos mayor, sino que dos y dos ahora por fin son cuatro… años ha, que en el día a día, esa suma no daba el resultado matemático han quedado atrás.

Compañero, amigo, recoge la gorra de la percha y vuelve a casa. Ha llegado el día de dejar a los jóvenes que llegan con su ímpetu al trabajo “del andamio”. Deja de empuñar “la brocha”, otros continuarán blanqueando la Seguridad de España. Te agradecerán los días que estuviste cumpliendo fielmente con el Servicio; celebrarán una pequeña recepción donde se brindará por todo tu trabajo.

Es el final de tu vida laboral. Ahora toca descansar y compartir minuto a minuto, día a día de la familia y amigos… pero, con tu permiso, no estoy completamente de acuerdo. Así soy yo. Creo que la mejor parte es que familia y amigos tengamos presente tu agradable compañía…

Francisco, Paco, gracias de nuevo.

¡Tiempo de disfrutar!

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