“…reverteris”, de Alonso Holguín F.J.

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 “…reverteris”, de Alonso Holguín F.J.

A día 2 de julio de 2015 estábamos ciudadanos de Cigales, oriundos y habitantes, hablando de las próximas Fiestas Patronales de Santa Marina… hasta mediada la tarde, que la tragedia llegó a nuestras vidas. Por ellos, por todos…

Los caminos son necesarios para poder unir las vidas entre los pueblos. Desde las antiguas calzadas romanas, sobre las que se asientan muchos de ellos en nuestro país, a las actuales autovías, que facilitan la rapidez de unir puestos de trabajo con residencia, son usados a diario. Cigales, nuestro Cigales, ha quintuplicado en poco más de 25 años su número de residentes, aproximadamente. La cercanía a Valladolid, excelentes comunicaciones, abaratamiento de los precios de las viviendas señalarían ciertas causas del volúmen de personas que se vinieron a vivir aquí, a Cigales… no estoy de acuerdo, al menos en parte razonable.

En nuestro pueblo, aquí, se vive muy bien por los tres motivos reflejados, sin embargo puedo enumerar más razones de peso que no se tienen en cuenta: la bondad de las gentes del municipio, la facilidad para integrarse en la sociedad cigaleña -aunque digan que los de Bilbao nacen en cualquier sitio, en Cigales se siente cigaleño al poco de dormir más de una noche en el pueblo-, la mezcla de servicios municipales para las parejas recién formadas, que cuentan con un colegio de gran prestigio a nivel de nuevas tecnologías de la información -que es la materia informática-, Centro de Salud con urgencias 24 horas -que es un valor cuando te sacudes un buen martillazo en el dedo ese domingo por la tarde-, los grandes comerciantes del pueblo y sus productos, la calidad de ellos, los vinos, la conjunción de pinchos y su evolución hacia la alta cocina sin perder el tamaño de una buena tapa, las Fiestas Patronales de Santa Marina, de la Virgen de Viloria, de Navidad, de la Vendimia,… y el calor del personal autóctono, que palía los rigores metereológicos, son unas cuantas razones que se ocurren a vuela pluma para decidir establecerse aquí, en Cigales.

A través de las Redes Sociales andamos discutiendo de forma civilizada los diferentes cambios que se avecinan al cambiar de signo político la dirección de la corporación municipal. Avanzada la tarde comenzó el móvil a repiquetear, cuan tañido de las campanas de nuestra Iglesia – Catedral del Vino, una tragedia que se había producido en el Camino Valladolid. Sí, has leído Camino, aunque esté asfaltado, con un mínimo arcén que la ley y la geografía permite, es la vía que nos une de forma más directa a la capital de la provincia, nuestro Valladolid.

Podía leer que un accidente de circulación de carácter tan violento que fue necesaria la presencia de 4 ambulancias, bomberos y la gestión del hecho por parte miembros de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. La virulencia del impacto entre una motocicleta y un turismo hizo que se cortara en ambos sentidos el Camino Valladolid, siendo señalados como vías alternativas la Carretera Cabezón y el Camino Mucientes.

Pese a la gran resolución de las imágenes, no se podía distinguir con claridad la numeración de la matrícula de la motocicleta que permanecía en un enjambre de hierros. El golpe frontal con el turismo quedaba reflejado en el enorme impacto en mitad del frontal del mismo.

Desde un primer momento se hablaba de cuatro muertos, cuatro, como resultado del accidente. ¡Madre de Dios! También se conocía la posible edad de ellos: dos jóvenes de 35 y otros dos de 70 ó 75 años. Las imágenes espeluznantes. Un servidor de usted está acostumbrado a ver imágenes de ésas, porque en la vida laboral activa participé en la atención y rescate de accidentes de carretera, además de otros hechos de similar gravedad, pero con un origen e intención bastante más terrorífico. Estar habituado a ello no significa que se esté vacunado para la sensibilidad propia del ser humano. De hecho quizá, sepamos valorar más cada día el precio de nuestro propio pellejo y el de los congéneres de especie natural.

Según avanzaban los mensajes e imágenes, llegó el triste momento de reconocer a los fallecidos en el accidente. La imagen de dos novios el día de su boda, la cara de felicidad de ambos que brindaban a la cámara por su felicidad y la del resto que vieran la fotografía era preciosa. En ese punto del Camino Valladolid se truncó el presente y futuro de ambos de forma violenta. Al parecer el muchacho era originario de Traspinedo y trabajaban ambos en una pastelería de Valladolid.

De las personas de avanzada edad estoy sin noticias de su identidad y origen. Da igual, ambos posiblemente tendrían hijos. Por la edad, nietos a los que inculcar el valor de la vida, del cariño y saborear los momentos que la actualidad laboral dispone de una segunda paternidad a aquellos que ya hicieron ese esfuerzo. La recompensa para ellos es de valor incalculable. La sonrisa de cualquier querubín paga con creces los desvelos y dolores de espalda que obligan a inclinar para recoger una pequeña mano, evitando muchas veces que aterrice en el suelo con sus correteos. Los abuelos, que es la segunda mejor denominación de un humano, tras la de padres, fallecieron también.

Ese Camino Valladolid que recorremos a diario para ir y venir a la capital de la provincia, o al resto del mundo, se ha cobrado otras cuatro vidas, cuatro, por un accidente de tráfico. Algún mensaje llegaba con “la moto circulaba a 240 km/h”. De tan aventurado a falso puedo categorizar dicha afirmación, ya que hasta que los Agentes no establezcan el estudio por medio de un atestado del accidente, es imaginativo en gran medida determinar la velocidad, dirección y causas del accidente que se ha llevado al Paraíso a estas cuatro personas, cuatro.

 

Imagen del accidente

Imagen del accidente

El alma encogida, el corazón arrugado, los ojos llenos de agua salina a punto de saltar por las mejillas… Se pedía que alguna institución pública arregle, acondicione, mejore la vía. Solicitaba alguien mayor atención de las representaciones electas al Camino Valladolid para una adecuación a estos tiempos… voy a discrepar también en ambos casos, con tu permiso.

Desde aquí, desde Cigales, aunque me encuentre redactando estas líneas a doscientos catorce kilómetros de la Iglesia – Catedral del Vino, os pido mayor prudencia, atención y respeto a las normas de circulación en cualquiera de los Caminos que unen nuestras vidas por el planeta Tierra. Quizá fuera la velocidad, quizá un despiste, da igual. Sea lo que fuere la causa nos pido a todos que tengamos cuidado al circular en medios de transporte, incluso el de San Fernando, para que no volvamos a tener una tarde tan triste como la de ayer.

Cigales es un punto geográfico que se sitúa en el corazón de cada uno. Luego, por motivos más o menos mundanos y sociales, vivimos a unos metros, cientos o miles de kilómetros de allí, en mi caso de los Arrabales.

Un abrazo a las familias de todos, especialmente de los fallecidos.

Pulvis eris et in pulverem reverteris”

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