29/12/2023 by Alonso Holguin F.J.
Polladas
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Polladas es una palabra con varias acepciones
Dícese del conjunto de pollos que de una vez sacan las aves, «particularmente las gallinas», según la Real Academia de la Lengua Española para definir «pollada». En este caso particular, ajustaremos al plural por razón de necesidad y número. Voy a relataros una historia de… «polladas».
San Benito Menni
Este otoño e invierno nuestro amigo Laso –Don José Antonio García Redondo Laso– ha pillado una vacante en el hospital Fundación «San José» de los Hermanos de San Juan de Dios. Concretamente se encuentra en las dependencias de «San Benito Menni». Allí, junto a un montón de ángeles humanos, espera pacientemente la llegada de la visita diaria. Esposa, hijos y nietos, hermanos, compañeros y amigos recibimos este año su postal navideña con un apretón de la mano izquierda; una mirada con mil palabras desde sus ojos, quizá una mueca de sus labios, y algunos movimientos de las piernas.
—¿Y esos pájaros que vuelan por el cielo? ¿Son blancos?
—Son palomas.
Laso
Gracias a Dios –pudo ser peor–, nos espera cada jornada con la misma paciencia y abnegación que toda su vida profesional ha forjado. Guardia civil discreto, paciente, tranquilo, describí a esta criatura hace unos días en «El método Laso». Al parecer, le gustaron aquellas palabras por escrito; me ha emocionado y emociona ese detalle. Es más, le tengo muy presente cada día. Entre pitos y flautas, más flautas que pitos, me impiden acudir con la frecuencia deseada a recibir su apretón de mano izquierda, la derecha está… Poco disponible, de momento.
Las dependencias hospitalarias revelan atención, repletas de cuidados; pasillos en silencio, se escuchan los pasos al caminar; algunos susurros de conversaciones entre familiares y pacientes; otras veces llega a distinguirse el movimiento de ojos y pestañas en el aire. Diferentes formas de comunicación, sentimientos, cariño y amor.
—¿Y esos pájaros que vuelan por el cielo? ¿Son blancos?
—Son garzas blancas. Emigran del invierno hacia el cálido sur.
Cortos
El personal sumamente preparado, atento, llenos de simpatía y paciencia. Cuidados necesarios durante 24 horas sobre 24 de cada día; 365 días cada año y siguientes. Impacta sentir tan cercanos a todos los sanitarios con los ángeles postrados en las camas. Harían falta varias vidas para entregar un agradecimiento completo por su labor. Y nos quedaríamos cortos, muy cortos.
Las instalaciones se encuentran rodeadas de un mar de tranquilidad y sosiego. Apenas se ven perturbadas por el volar de unas aeronaves. Despegan y aterrizan en el aeródromo de «Cuatro vientos». Pondremos especial interés a un pájaro blanco del Ejército del Aire: Superpuma.
—¿Y ese ruido?
—El helicóptero donde viaja el presidente del gobierno pasa por encima hacia su base.
Helicóptero
Hace tiempo ya, cuando Pedro Sánchez Pérez-Castejón llegó al poder ejecutivo, dominar el legislativo y comenzar el asalto al judicial. Tiempo corto, que bien parece eterno, aterrizó con sus pollos, pollas y pollitas, en lenguaje inclusivo, muy inclusivo, y sin ganas de ofender —aunque tenga un güevo de ganas, no lo haré, no—.
Los caprichitos de las nenas de la extrema izquierda ideológica han supuesto un agujero inmenso en las arcas públicas del estado —¡de España, coño, que tanta grima les da el nombre de nuestro hermoso país!—. «Su» ministerio de repartir pastizales por motivos de sexo dilapida unos 500 millones de euros al año directamente. Desde cartelitos en puertas del baño, en la entrada de pueblos, pintarrajear bancos de reposo en color morado —tan morado como ellas con sus sueldazos—, legislar en favor de terroristas y depredadores sexuales; todo ello para «estar en contra de la violencia de género». ¿Quién puede estar a favor? ¿Quién ha reducido las condenas de esas alimañas? Ellas. Fíjense hasta dónde llega la falta de memoria, que han apoyado a un alcalde etarra para su llegada al poder municipal de la mano de un condenado por atentado a la autoridad y maltrato a una mujer.
—¿Y ese pájaro que vuela? ¿Es blanco?
—Blanco es el helicóptero en sus idas y venidas al aeródromo de «Cuatro vientos».
—Entonces, ¿quién son las «polladas»? Me hablabas de eso al principio.
Polladas
Polladas son ellas, señoras que aposentan su culo sobre el presupuesto del estado para beneficio propio, en detrimento de las necesidades de los ciudadanos de bien; polladas quienes reparten los millones de euros en asociaciones y plataformas, que no luchan por el bienestar de «todas» las personas de este hermoso país llamado España; polladas quienes odian a los hombres por ser hombres y pensar diferente a ellas.
Además de ellas, polladas son las innumerables tonterías relatadas a diario por Pedro Sánchez Pérez-Castejón; individuo mentiroso a más no poder; no poder y puede más, quien afirma «no es mentir cambiar de opinión», cuando incumple sus innumerables promesas electorales; todos los pactos realizados con partidos que odian a la mayoría de los españoles; los gastos tan superfluos de este gobierno, en lugar de destinarlos para dotar de medios, personal e instalaciones a los enfermos —ángeles en vida— tan necesitados de los hospitales, como aquellos ingresados en la Fundación «San José» de los Hermanos de San Juan de Dios. Polladas innumerables llevamos.
Ángel
—¿Y ese «pájaro» de aquí al lado? ¿Es blanco?
—Es un ángel. Reposa en una cama de hospital; mueve los ojos, se atisba una sonrisa, mil palabras; mueve ligeramente las piernas, abre un poco la boca; aprieta fuerte la mano izquierda —la derecha en breve se hará—, ¡y ya da abrazos!
Llegados a este punto de la redacción de estas letras, me pregunta mi hijo al ver mi rostro:
—¿Tienes conjuntivitis otra vez?
—Ligera, hijo, ligera. Ese ángel se llama Don José Antonio García Redondo Laso.
—¡Ah, Laso!
—¡Y ya abraza!
Otro día os cuento qué deberíamos hacer con esas «polladas».
Mi última publicación hasta la fecha es “Quinta estación, Infierno”.
