Navidad es hoy o mañana o al siguiente

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La Navidad de Silvia y Cecilia, Cecilia y Silvia…

Navidad es mañana o pasado, al otro, al siguiente o el resto del año. Es un deseo repetido cada vez que llega el mes de diciembre; una ilusión guardada en el corazón de las almas buenas. Especialmente cuando, por razones de entrega en Servicio a los demás, echas esas fechas tan entrañables alejado de tus seres queridos. Querido lector, seas amigo o desconocido hasta hoy, te voy a contar cómo son dos excepcionales seres humanos. Igual te cruzas por la calle con ellas, que bien representan a unos cuántos ángeles sin alas a la vista.

Silvia y Cecilia, Cecilia y Silvia, tienen un corazón grande, inmenso, apenas medible más allá del infinito. Personalizan el enorme término tan usado de «personal sanitario». Como aquella «Macarena, la guerrera», que describí hace unos meses, su vida laboral está en contacto con personas necesitadas de cuidados, cariño, amor y compañía en una residencia. Puedes coincidir con ellas en muchas ciudades o pueblos de este hermoso país llamado España. Ellas, en concreto, viven en Alcalá de Henares, provincia de Madrid.

De Andalucia a Madrid


Doblaron el mapa de nuestro país para conseguir un puesto de trabajo. Nunca hubo distancias para aquellos que entregan su vida laboral al servicio de los demás. Llegaron con su acento andaluz cargadas de ilusión, simpatía y alegría, desde Cádiz y Córdoba. Ambas, las dos, carnavaleras de pro, enamoradas del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (COAC) —con mayúsculas porque pocas actividades tienen más arte en el mundo, ¿dije pocas? ¡Ninguna!—, hasta el punto de disfrutar parte de sus vacaciones en el patio de butacas coreando las canciones. «¡De Cai!, ¡Del Capitán Veneno!», en recuerdo al fallecido Don Juan Carlos Aragón y la «Banda del Capitán Veneno», a quien muchos admiramos.

Ellas, Cecilia y Silvia, Silvia y Cecilia, son optimismo puro. La residencia donde trabajan fue castigada fuerte, dio duro, sin compasión ni tregua, como en otras, por el «hideputa bicho» #COVID19. Ambas pasaron el trago en sus propias carnes; de tanto, que casi le cuesta el pellejo el pasado año. Gracias a Dios, a la medicina, juventud, a la suerte —¡por qué no!—, salieron del trance.

        —Esta Navidad será mejor —me decían a mediados de diciembre—. Nos vamos a casa como la lotería.

El “hideputa” bicho


El control de anticuerpos, en toda regla. Las pruebas semanales, como relojes, aprobadas con nota. Se habían vacunado, según la pauta correspondiente a haber sufrido la enfermedad. Y, sin embargo, el «hideputa bicho» #COVID19 entró en su cuerpo unos días antes; manifestó su presencia a 24 horas de subirse al tren para bajar a Cai y Córdoba, a Andalucía, a casa con la familia.

¡A tomar por el culo la bicicleta! —perdón, me vine arriba—, que se dice en algunos sitios. Ni que decir tiene el sentimiento de tristeza que inundó a todos los seres queridos, familiares, amigos, compañeros, gentes de bien. Lágrimas corrieron por nuestros rostros, desasosiego en el alma. Habían cambiado turnos entre compañeros, esforzado durante semanas, para juntar unos días y disfrutar allí, en casa, con los seres más queridos.

La suerte, fe, oraciones de personas creyentes, vacuna y medicina, ciencia también, han obrado una defensa de sus cuerpos jóvenes frente al «hideputa bicho» #COVID19. Por lo menos, ha sido leve. Molesto, sí, «tocapelotas», también. Miremos con optimismo que, en esta ocasión, pasó «como un catarro gordo». Ya ven la luz al final del túnel. La sonrisa brilla en el balcón donde gustan de disfrutar del sol. Un soplo de esperanza:

“Iluminan el pueblo,

el cielo de Alcalá de Henares;

dan color al viento,

que corre por las calles”.

Navidad…


Navidad es hoy, mañana o al otro y al siguiente. Silvia y Cecilia, Cecilia y Silvia, disfrutarán de la Navidad cuando sea, da igual la fecha exacta. Son alegres, optimistas, como sus amadas comparsas en «Cai», que trabajan todo el año para lanzar sus canciones llenas de poesía al corazón y alma de la buena gente; de la mala, también. Los tristes cuentan poco y nada para nosotros.

Quizá la empresa Sanitas desconoce qué suerte tienen de contar con ellas, su arte y vitalidad, trabajo y dedicación, muy por encima del sueldo recibido. Usted, querido lector, comparte ahora, en este momento, cómo son ellas, Cecilia y Silvia, Silvia y Cecilia, dos hermosas chicas entregadas a la vida, a cuidar de los mayores, a vivir la Navidad, sea cuando sea: si no es hoy, será mañana, pasado o al otro.

Artículo publicado en El Español.

Silvia y Cecilia (dos ángeles, dos).

La última novela publicada hasta la fecha es “Obligaciones voluntarias“.

Está disponible en Amazon.

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