“Manual de instrucciones”, por Alonso Holguín F.J.

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“Manual de instrucciones”, por Alonso Holguín F.J.

El llamado séptimo arte es el cine. La edad ha cambiado mi opinión sobre las películas… ¡Va por esos locos bajitos!

España tiene una gran cantera de actores, de directores, de guionistas y, por encima de todos ellos, de grandes personas: los espectadores. He sido director de alguna película casera, si eso se puede llamar a realizar la grabación de algún acontecimiento con la finalidad de hacer feliz a la gente cuando vea dicho vídeo. Mi conocimiento de ese arte es similar al vino, pasteles, comidas, toros o fútbol: no sé si es bueno o malo, pero si me gusta ¡es cojonudo!

El director es el jefe. A él se deben todos los elementos del equipo que interviene en la elaboración de la misma. Desde el productor -que limita el gasto total- al iluminador -que suele ser el que más luces tiene de todos-.

Una parte importante de la película es el guión. Se trata la adaptación de una novela, que es un cuento gordo real o inventado, para resumir unas páginas en un espacio de tiempo de noventa minutos, más o menos, o de tres horas, que llega a ser un poco cansado. Luego están los actores, realizadores, claquetas, diseñadores,… todos esos títulos de crédito que rara vez da tiempo a leer al finalizar una película. Son todos muy importantes y necesarios. Recuerdo una anécdota de Rusia, cuando era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS / CCCP). Se trata del “camarada kópec”. Dicho elemento es la centésima parte de un rublo, moneda de allí equivalente al euro, más o menos. Pues bien, si tienes 99 kópecs no tienes 1 rublo. Por ello, todos y cada uno de los kópecs son fundamentales para el conjunto, siendo bastante nulos si se dedicaban a ir por ahí, sin contar con el resto del equipo. ¿Simple? No, qué va. Es el fundamento de las cooperativas de trabajadores, donde todo funciona si cada miembro trabaja bien su parte y no hace el trabajo a su “bola”.

Hace muchos años que disfruto más con las películas de dibujos animados que aquellas dirigidas a un público más adulto. Quizá sea debido a que mi opinión sobre la disposición intelectual de los humanos disminuyen conforme avanzan en edad, salvo algunas excepciones entre las cuales no siempre estoy.

Hay factorías de ensueño, más dignas que muchos de los actores de carne y hueso, así como de las historias que interpretan. Dirigir a un dibujo es más fácil que intentar hacer que un humano se comporte de cierta manera, al menos ésa es mi idea. En España, este país y patria amado por unos, malquerido por otros, hay algunos actores que únicamente hablan bien cuando actúan. Recuerdo a una “actriz” que dijo no ha mucho “me da asco España”. Mujer, creo que tienes caudales suficientes para irte bien lejos de aquí y dejarnos sufrir tan a gusto sin tener que oír eso de ti; espero te acompañen aquellos que aman una bandera diferente a la oficial, pero que “tragan” el dinero recibido en subvención por esta patria para poder actuar en películas, que muchas veces ni llegan a recaudar el capital de dicho mecenazgo.

Las películas de dibujos animados, ahora dicen “animación”, son espléndidas. La última que hemos visto en familia ha sido “Del revés” (“Inside out”) de la factoría Pixar. Es impresionante. Analiza cinco emociones fundamentales que todos -o la mayoría, ya que alguno parece tener ausente el interior del cráneo, o da pésimo uso al contenido- tenemos como miembros de la especie humana: alegría, tristeza, ira, miedo y asco.

Los niños, esos locos bajitos que andan correteando por nuestras casas, que dan un giro especial a la vida, componen de las mayores alegrías que tenemos en la vida. Algunos de ellos tienen características que impide conocer bien el desarrollo de ciertas emociones, sentimientos o situaciones de esta vida nuestra tan complicada y difícil. Las interrelaciones con otros individuos de la naturaleza conlleva unas reglas de comportamiento. El interior de cada individuo es diferente, aunque todos seamos iguales. Esa variedad hace grande la vida; esa multiplicidad genera muchas situaciones que, con el avance de la edad, se resuelven de manera mecánica… o casi.

Esta película explica muchos enigmas que ocurren continuamente en el interior nuestro. Captará rápidamente tu atención, dado que los personajes son simpáticos, agradables y, aunque seas más duro que un diamante, en el fondo, fondo, fondo, todavía eres un chiguito. ¿80 años? Vale, tienes razón, son tus primeros 80: eres un crío que no ha llegado a 81, todavía. Todo se andará.

Hay niños con determinadas características como el autismo, que reciben clases en los colegios con una asignatura llamada “Teoría de la mente”. ¡Toma allá! Antes de ir a la universidad, recibiendo doctrina filosófica… ni mucho menos. Esta asignatura hace comprender a las criaturas las diferentes reacciones que puede tener un humano al responder a determinados estímulos. Alegría, tristeza, ira, miedo y asco son un compendio fundamental de ellas.

Un par de artículos antes en esta tu página escrita por mí, afirmaba -y me reitero- que es bueno tener miedo. Esa posesión nos previene de muchos accidentes con previsibles resultados dañinos. ¿Se tiran los paracaidistas sin paracaídas? ¡Eso es un ejemplo que todo el mundo entiende! Al conocer el riesgo de caer en el suelo desde el cielo, llevar paracaídas, incluso uno más de emergencia, supone que tiene miedo a tirarse sin él: conoce el peligro, tiene “miedo”.

Voy a contarte cómo finaliza la película, al menos para mí: acabé llorando. Bueno, soltando unas lágrimas disimuladas con el dedo índice: explicar a un niño que su padre llora por ver una película donde hemos estado riendo el 99% del tiempo… ¡eso sí es complicado!

Si dudas sobre ir a una instalación donde proyectan películas, pero te decides a ir; si llegas y dudas entre dos o más salas donde puedes ver diversas filmaciones; si una de ellas es “Del revés” (“Inside out”); si después de leer estas letras aún tienes dudas… ¡déjate de rollos y elige ésa! Gracias a ella, a sus nociones puestas a disposición de muchos humanos, el otro día toda la sala aplaudió al final de la película. Bueno toda no, algunos luchábamos contra el agua salina que intentaba salir por las mejillas, culpa sin duda de la sequedad del ambiente y de la teoría de la gravedad… ¡la cojontivitis maldita por el agua de la piscina – mar – grifo!

Historias como ésa hacen que el cine sea el séptimo arte. Difícil se pone listar los otros seis…

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