Ganar la salvación, perdiendo la batalla

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En recuerdo de Tina

El ciclo de la vida se cumple en los seres vivos… ¡maldita la gracia que me hace esa Ley natural! Días aciagos los últimos sucedidos. ¡Tina va por ti! Ganar la salvación, perdiendo la batalla.

Llevo un año sorprendiéndome de las materias que mi hijo de 8 años aprende en el colegio. Hace mucho que pasé por dicha etapa en primera persona. Ahora comienzo a recordar qué se va conociendo en cada etapa de los escolares. Letras, números, operaciones entre ambos sustantivos, dando un resultado novedoso para los recién llegados a este mundo que tratamos de ralentizar la destrucción. Los que hace poco llamábamos lechones, ya son terneritos y dentro de poco sobrepasarán nuestra altura, que en algunos casos no es difícil.

Hace tiempo que la curiosidad de los terneritos intenta comprender por qué las criaturas mueren. Incluso tratan de asimilar qué ocurre al día siguiente de morir un animal, ya que es diferente a un sueño del que no se despierta más. La tradición católica occidental intenta resolver esas dudas. El éxito es limitado, difícil y puede generar más dudas ante muchas personas adultas. Las trampas de comprar pececillos del mismo color y similar tamaño funcionan unos pocos meses. Unas veces porque el tamaños es sesiblemente superior, otras porque el dichoso bicho permanece flotando y es descubierto por el encargado de darle su rancho cada mañana; el hecho es que las mentirijillas piadosas tienen las patas cortas, como todas ellas.

Meses atrás estuve un buen rato hablando con mi primo Arsenio Holguín. Es un gran ser humano, a quien Dios, la naturaleza y la herencia de la especie ha dotado de un flequillo despejado de longitud… aquellos que me conocéis podréis comprobar que ambos tenemos idéntico corte de pelo. Vamos a la moda… Mi primo Arsenio también está dotado de un amplio pecho, dado que ha de alojar un corazón enorme. Resumiré el cariño que tengo por Arsenio con la acepción española que determina “es un tío con dos cojones”. ¡Qué bonito es el idioma español!

Arsenio lleva varios quinquenios afeitándose una vez a la semana. Su estilo me parecía formidable, cómodo e igualado. El tiempo es una característica que a todos alcanza. Unas veces son años, otros trienios… en mi caso tardé algo más, pero llegó el día que, en lugar de disimular con la típica ensaimada la ausencia de cabellera, rasuré por entero mi cabeza, imitando a mi querido primo Arsenio. El trabajo hacía imprescindible repetir la operación con mayor frecuencia. Él, en cambio, al ser dueño y jefe de su empresa autónoma, podía alargar el cuidado capilar.

De la conversación de hace unos meses podré resumir que su esposa, Tina, había contraído el bicho del siglo pasado, presente y Dios, junto con la ciencia, avancen en la resolución próxima: cáncer. Ambos, Tina y Arsenio, se calzaron los guantes para luchar con todas las fuerzas humanas. La familia cercana o en distancia hicimos igual, además de elevar bastantes plegarias a Dios Nuestro Señor y pidiendo intercesión a la Virgen María, madre de Jesús. La lucha iba a ser sin cuartel. Y lo ha sido.

Mis primos Tina y Arsenio Holguín han luchado con todas sus fuerzas; los médicos del Hospital Universitario Río Hortega pusieron todo su saber, la ciencia los mejores avances, las personas su máximo interés. Pero los intestinos y otras partes internas de Tina no han podido superar la enfermedad.

El pasado jueves Tina fallecía. Se cumplía esa ley natural (de mierda, con permiso) que dice todo ser vivo tiene su fin -ya me jode-. Un servidor de Dios, de España y de ti, educado en la fe cristiana, con doctrina de los frailes de San Francisco de Asís, adiestrado en Lealtad por la Guardia Civil, tiene en estos momentos más de una duda de fe. Y digo bien duda, que no reniego de la fe en que fui educado. Sin embargo se hace muy, muy difícil, pensar en que la naturaleza bien se había podido fijar en más de un tipejo, mal humano, peor animal, que sigue rulando por la Tierra, por nuestro planeta, vivito y moviendo el rabo cuan Lucifer.

Las lágrimas de la dichosa conjuntivitis que me aqueja con mucha frecuencia, no me permite ver bien la pantalla. Puede que diga o escriba más de una tontería. Ya sabes…

Arsenio, querido, Dios ha necesitado de llevarse a Tina consigo al Paraíso. Sin embargo no mires hacia arriba, no. Tu hija e hijo tampoco, ya que Tina, esposa y madre, estará con el alma en el cielo junto a Nuestro Señor Jesucristo, pero siempre permanecerá ahí, a vuestro lado. Igual da el lugar donde os situéis geográficamente en este nuestro mundo. Quizá perdimos batalla, para que ella ganase la salvación. Como así ha sido: ganar la salvación, para perder la batalla.

Un beso enorme a todos. Rezaré por todos.

P.D. Oye Dios, maestro, afina un poco el objetivo, que esta vez se te ha ido algo la mano. Fíjate la de calamidades humanos que hay sueltos por aquí cerca… puede que viviéramos mucho mejor sin ellos, con todos mis respetos, si dotas a los infiernos de ellos, dejando un poco más aquí abajo los cuerpos de tus ángeles.

Esto ha sido “Ganar la salvación para perder la batalla”.

 

Ganar la salvación, perdiendo la batalla.

“El peso de las lágrimas”

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