“ETA fue y es”

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“ETA fue y es” explicación para mi hijo

ETA

Ha llegado el día. Mi hijo, 14 años, al salir del instituto:

—Papá, hoy han empezado a explicarnos, «¿Qué era ETA?».

Los hijos confían en nosotros, los padres. Más aún cuando se unen varias circunstancias: guardia civil de profesión, víctima del terrorismo sin elección. En tiempos convulsos de la actualidad, además de pandemia, el gobierno se apoya en los herederos de esos terroristas para dirigir España.

—Hijo, para empezar, ETA «no fue» sino «es».

—¿No se ha acabado ya?

—No, hijo, no, simplemente ha dado por finalizada «de momento» su actividad armada. Comencemos. El primer punto a abordar es describir qué es un atentado terrorista: se trata de una acción ejercida por unos individuos que deciden cuándo y cómo acabar con la vida de una persona por medios violentos con intención de dar miedo al resto. Se arrogan la capacidad de decidir, condenar y ejecutar a ciudadanos.

ASESINAR

—¿Qué razones tienen para matar a otros?

Ellos deciden si las ideas y convicciones, trabajo o profesión, origen social o familiar, entre otras, están acordes con el formato de «su» país y de nuestra vida: quien no encaja en «su» mundo, debe ser expulsado de «su» territorio o eliminado de manera violenta.

—¿Cómo cometen esos atentados?

Se valen de la sorpresa, del disfraz, ocultamiento o bien con la colocación de artefactos escondidos a traición de sus víctimas. Es más, siempre se han aprovechado de su cobardía para atacar e intentar asesinar sin arriesgar su pellejo. ¿Por qué? Porque en casos de enfrentamiento en iguales condiciones, los buenos ganan y ellos, los peores de los más malos, pierden.

FIANCIACIÓN

—Papá, tú siempre me hablas del coste de las cosas. ¿Cómo conseguían el dinero?

Al principio se basaron en robos y en el dinero que gente aportaba de manera desinteresada para «su» causa. Luego, conforme la organización terrorista fue ampliando el número de miembros, precisaban más y mayor cantidad de dinero. Las finanzas de ETA cambiaron. Comenzaron a pedir a los empresarios de su entorno una cantidad de dinero, según su previsión de patrimonio o riqueza. Conocían todos sus negocios, incluso sus simpatizantes trabajaban con ellos. De hecho, comenzaron a existir los «liberados». Esos individuos tenían su «trabajo» en la organización terrorista. La mayoría se dedicaban a ejecutar los asesinatos, que otros terroristas en la sombra, haciendo vida normal, señalaban como objetivos: vigilaban sus costumbres, horarios, itinerarios, incluso cuál era el momento más favorable para cometer los asesinatos.

—Entonces, ¿cómo consiguieron el dinero?

SECUESTROS

Secuestros. Muchos, muchos pagaron las cantidades exigidas; otros se negaron a asumir esa «deuda» con los liberadores de carácter terrorista. Comenzaron a secuestrar empresarios y/o familiares de ellos, bajo la amenaza de matarlos o sufrir daños; algunos pagaron o negociaron el pago de un rescate. Pero no siempre pedían dinero, otras solicitaban la liberación de los presos de la banda. Todos en España recordamos el secuestro de Don Miguel Ángel Blanco Garrido. Un joven concejal de Ermua, localidad vizcaína, a quien secuestraron por la liberación de Don José Antonio Ortega Lara. Este último era funcionario de prisiones y mantuvieron en cautiverio dentro de un agujero lúgubre durante 532 días. Ante la negativa del gobierno para ceder ante la presión etarra, asesinaron vilmente al joven concejal del Partido Popular.

—Papá, ¿cómo se aprende a matar gente?

En los años 60/70/80 del siglo pasado, determinados países con ideología socialista y/o comunista decidieron apoyar a grupos terroristas de otros países. Su intención era subvertir el orden de aquellos lugares democráticos, principalmente, o de ideología distinta a la suya. Además de ayudar con fondos, armas y explosivos, se ocuparon de formar y entrenar en campos a los individuos. Luego, una vez aprendieron a disparar, colocar explosivos y técnicas diversas, volvían a sus países para enseñar a sus compañeros. Francia, por ejemplo, tuvo durante muchos años un punto de estancia más o menos segura a los elementos de ETA, aunque después mejoró la colaboración con nuestro país. Especialmente cuando asesinaron a un gendarme francés y notaron la zarpa del terrorismo etarra.

VICTIMAS DEL TERRORISMO

—Dijo el profesor: «ETA ha acabado», «han perdido».

La banda terrorista dio por finalizada la «lucha armada», es decir, no iban a asesinar más, al parecer. Faltan 379 asesinatos por resolver, cientos de miles de ciudadanos viven fuera de su entorno por miedo; los herederos de los terroristas sirven de apoyo para gobernar o gobiernan ayuntamientos e instituciones; tienen acceso a millones de euros en los presupuestos públicos.

—Hijo mío, cuando quien pierde, ríe y celebra esa «derrota», se trata de una «victoria». Y quienes dicen «las víctimas del terrorismo han ganado», deberían explicar por qué nosotros, las víctimas, seguimos llorando y reclamando justicia.

—Jo, para ser el primer día… tienes que contarme más.

—Lo haré.

11M

Nos vamos llorando a casa. Un día hablaremos del 11-M.

Se publicó en “El Español“.

Sobre terrorismo, he publicado una novela: “Obligaciones voluntarias” y algún artículo.

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