“Canalla”

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“Canalla” fue publicado en “El Español”

Canalla

Si de algo se puede estar seguro en el año 2020 viviendo en este hermoso país llamado España, es la bajeza moral de Sánchez Pérez-Castejón, Pedro. Un tipo espigado, alto, de buena percha —«lo único que tiene aceptable», dicen algunas criaturas—; cuya formación intelectual resulta dudosa, a tenor de las publicaciones hechas en su nombre y autoría atribuídas a él, pero elaboradas por otras personas.

PSOE

Ese individuo y su cuadrilla en el PSOE —Partido Socialista Obrero Español—, cuatro siglas, tres mentiras, ya tuvieron su momento «glorioso» al intentar un pucherazo en una votación del Comité Federal de dicha formación política. Allí descubrieron cómo votaban los «pedristas» y él mismo en una urna oculta tras un biombo.

De aquello, a primera línea. El fulano ostenta el cargo ejecutivo del gobierno gracias al apoyo de lo peor entre lo pésimo de los partidos del arco parlamentario. La única característica de la mayoría formada es el común odio a todo lo español: desde la Constitución española de 1978, monarquía parlamentaria, bandera, himno, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, ejército y tradiciones más que centenarias. Incluso se muestran en contra de la solidaridad entre regiones, localidades y poblaciones, cuando su objetivo común sea diferente a la destrucción del sistema establecido.

Esos maledicentes parlamentarios autonómicos y nacionales —sí, de las Cortes Generales— se encuentran presuntamente secuestrados en unos cargos retribuidos en dineros y especies, por cuantía superior a la obtenida antes de posar sus respectivos culos en los escaños. Si tuvieran decoro, dignidad y responsabilidad estarían en la clandestinidad, alejados de toda institución que sirva de pesebre a sus miserables señorías.

ETA

Hay un partido, formación, cuadrilla, cuyo asco es más que sobresaliente en la mayoría de los ciudadanos. Herederos orgullosos y con algunos miembros de la banda terrorista ETA, fueron un apoyo fundamental en la moción de censura de Sánchez Pérez-Castejón a Rajoy Brey. Su relación fructificó aún más al apoyar el gobierno de coalición socialcomunista de laPSOE con la Podemos para formar gobierno.

Si bien los pactos entre socialistas y bilduetarras son una incógnita, como las actas de negociación entre aquél gobierno y ETA, nunca faltan fotografías de hechos curiosos, tal como cocinar con el terrorista y dirigente Arnaldo Otegui Mondragón o las reuniones en el Congreso de los Diputados de Adriana Lastra y Rafael Simancas, cuyos caretos parecían más propios de un funeral. ¿Funeral? No, ni mucho menos, eran el fiel reflejo de una rebla, rendición y sumisión.

Unos días atrás, Igor González Sola, condenado a 20 años de prisión por colaboración con banda armada, depósito de armas y falsificación de documento oficial para la banda terrorista ETA, se suicidó en el establecimiento penitenciario de Martutene (Guipúzcoa). La Direccion General de Instituciones Penitenciarias aprobó su traslado en el mes de julio a dicho lugar. Si analizamos este hecho, tras su paso por Madrid y Soria, hemos de llegar a la conclusión que su cambio de lugar para cumplir condena ha sido un fracaso. Además, ese interno no ha cumplido con la Justicia ni con las víctimas obteniendo el perdón, colaborando con la administración en la resolución de crímenes ni cumpliendo las «obligaciones voluntarias» para reparar el daño causado.

En cambio Sánchez Pérez-Castejón, cuan largo y estirado, con la cabeza baja, agachada enseñando las cervicales, casi a punto de sufrir un esguince doloroso y merecido, la voz profunda, honda, desde un agujero tan negro como su alma, se permitió la indecencia de omitir el término «terrorista» para «lamentar profundamente» el suicidio del individuo condenado por terrorismo. ¡Qué asco, por Dios!

SUICIDIOS

La estadística de suicidios en guardias civiles y policías nacionales asciende a uno cada veintinueve días. Ni se acuerdan de nosotros, salvo para proteger el entorno de un casoplón, junto al que pasean de manera pacífica personas con banderas de España y el himno nacional a horas normales.

Ese miserable canalla, quien aún no ha sido capaz de contabilizar todos los fallecidos por Covid-19, se apena por la decisión voluntaria de un terrorista para acabar con su propia vida. El fallecido fue miembro del comando Donosti de ETA: secuestraron y asesinaron a Don Miguel Ángel Blanco Garrido de manera rastrera y cobarde, sumiendo a España en una inmensa pena.

¡Cómo vamos a lamentar un suicidio tardío! Cuántas vidas se habrían salvado si ese fulano se hubiera muerto antes de colaborar dentro de la organización terrorista ETA. Debemos animar a todas esas alimañas a cumplir con la Justicia, víctimas y sociedad, resolviendo 379 asesinatos que quedan pendientes, así como cumplir con las «obligaciones voluntarias» para con las víctimas y España, pese a lo que diga el canalla.

Publicado en El Español

Si te gusta la novela, puedes encontrar “Obligaciones voluntarias“.

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