«Ave(sin)cola», de Alonso Holguín F.J.

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«Ave(sin)cola», de Alonso Holguín F.J.

La unicidad de cada individuo de la especie humana es un hecho irrefutable. De esa manera, cada animal también es único. En el año 2015 es difícil encontrar nuevas especies dentro del planeta Tierra. Sin embargo, las mutaciones se producen después de muchos cientos de años… excepto en España. Aquí, con dos cojones, semos diferentes. Hoy, querida y amada España… ¡Va por ti!

 

La historia de los pueblos de la Tierra se escribe conforme pasan los años, se afrontan los acontecimientos y se desarrollan los individuos dentro de la sociedad. Nación se define como “Conjunto de personas de un mismo origen, que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”. España, la organización de la sociedad en terreno político, según la Constitución de 1978:

 

Artículo 1:

  1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

  2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

  3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.

Artículo 2: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

El ordenamiento jurídico propugna la libertad, como acabas de leer, la justicia, que debería de existir, la igualdad, aunque haya bastantes desajustes y el pluralismo político, pese a que una parte desee atacar al conjunto entero, con mayor o menor violencia, sea de un tipo u otro. Por anteriores parrafadas sabes que no acabé la carrera de Derecho, cuestión que nunca podré negar hasta que la finalice. No pretendo sentar cátedra, sino mostrarte mi opión, ya que al igual que tú, también tengo una o varias, acorde con los temas.

Las nuevas tecnologías proporcionan la oportunidad de visionar diferentes deportes en cualquier parte del mundo, con una diferencia mínima entre el suceso y el visionado. Si alguna vez has visto un partido de fútbol y oído a la vez una emisora de radio, habrás comprobado el retardo ocasionado por la velocidad de transmisión de los datos. Creo que inferior a los 5 segundos. En muchos se tiene un sentimiento de respeto hacia los símbolos del estado correspondiente. La bandera, con sus colores y escudo, a la par que el himno, con o sin letra, supone la representación de todos los ciudadanos del territorio. Veamos, sobre todo para aquellos duritos de entendederas, es como los colores de tu equipo de fútbol, con su himno, su letra o sin ella, incluso el lugar donde se suele congregar la gente cuando el club gana una competición deportiva.

Quizá haya algo más gráfico para aclarar la posición. El cine y las películas que veíamos cuando éramos jóvenes. Los ejércitos se distinguen por portar con orgullo su enseña; los propios condados tenían su estandarte; las ciudades disfrutaban del colorido de las diferentes banderas de los barrios; algunos culturas adornaban sus rostros con los vivos colores de su tribu, clan o patria, amén de sentirse muy felices al oír los respectivos himnos que representaban el conjunto.

Los últimos acontecimientos acaecidos en España e Italia son fiel reflejo de una pérdida de legalidad para el conjunto de ciudadanos españoles. El sistema político democrático protege la libertad de expresión. El límite de esa libertad debería de entenderse en la protección de los españoles, de los derechos así como del cariño a sus símbolos.

El último fin de semana ha sido escandaloso cuando menos. Aquellos que basan su derecho a la libertad de expresión para atacar un sistema democrático que facilita su crítica, mas el ataque indiscriminado, deberían ser conducidos ante la Justicia. La Ley ha de cumplirse por igual, sin dejar resquicio alguno a una laxitud que siempre, siempre, se aprovecha para atacar a la mayoría. Pongamos un par de ejemplos o tres: Imaginemos que países democráticos por su propia definición sufrieran dentro del territorio nacional una pitada similar a la ocurrida en la Final de la Copa del Rey de Fútbol de España. Estados Unidos de Norteamérica, Rusia, Corea del Norte, China, Venezuela, Cuba, Francia, Egipto, Alemania, Italia, Marruecos… ¿sería posible una situación similar?

Hay una cuestión que ha pasado de largo a la hora de apreciar un hecho igualmente doloso ocurrido en Italia. Al finalizar el Giro de Italia, que es la competición de ciclismo profesional de ese país, el tercero en la clasificación general, Miguel Landa Meana, no retiró la gorra de su cabeza mientras sonaba el himno nacional de España. La victoria fue de Alberto Contador Velasco. En el segundo puesto estaba en italiano Fabio Aru, quien lleno de educación, permaneció con la cabeza descubierta en señal de respeto hacia España y los españoles.

La pitada producida en el estadio del Fútbol Club Barcelona, al parecer por el conjunto de aficionados de ambos equipos, el rival del primero era el Athletic Club de Bilbao, debería de llevar una sanción ejemplar y acorde con la Ley. Si bien, en los últimos tiempos, se trata de proteger a las personas de los actos de racismo de ciertas aficiones, es inconcebible que el llamado “primero de los españoles” aguante sobre su persona dicho acto de rebelión. Sí, he dicho rebelión en el sentido de un acto contrario a la Ley, por ello ilícito. En el caso que él aguante todo lo que digan de su persona como humano, que está en su derecho, está equivocado en permitir con su presencia las manifestaciones sonoras o de cualquier otro tipo, ya que él mismo es un símbolo de todos los españoles, al igual que la bandera e himno.

Se debería de hacer un par de acciones, para comprobar y conocer la fidelidad de esta gente. Por ejemplo: dado que no reconocen la bandera, himno, al Rey ni a la Real Federación Española de Fútbol, que es quien organiza la competición, y la comodidad que se sienten con símbolos considerados ilegales por la Ley -ésa que esgrimen para atacar al conjunto del resto de españoles-, podíamos probar a prohibir su participación en las competiciones nacionales, en las selecciones y el resto de eventos donde figure el nombre, color, himno o personalidades que representan a la nación, al país, al conjunto de ciudadanos y territorios llamado España. Seguro que los clubes, sus patrocinadores y aficionados harían fuerza para que cuidaran más la educación, la sensibilidad y la Ley del resto de personas que ven un ataque a su persona cuando alguien se mofa o befa de los símbolos del Estado. La Ley no está para permitir que alguien ataque su propia existencia con esa libertad de expresión, ya que sería más adecuado definir como Libertad de Ataque. ¡Dios me libre de llamarles virus!

El título de la parrafada es una definición de la evolución de esos animales de la raza humana que, tras años han cambiado su ser a un especímen propio más de la cobardía de una gallina, ausente de cola y por ello, sin dicha extremidad: ave-sin-cola, en lugar de av-í-cola.

Con mi total desprecio a quien ataca a España, patria, estado y nación de mí y mis antepasados.